Requisitos para la contratación de créditos para la vivienda
La mayoría de las operaciones de adquisición de viviendas, oficinas, locales y bodegas se llevan a cabo mediante una combinación de recursos propios y crédito hipotecario. Lo cierto es que pocas personas cuentan con los ingresos o ahorros necesarios para hacerse de uno de estos bienes por sus propios medios, sin la intervención de fuentes de financiamiento.
Por recursos propios se hace referencia al enganche o monto inicial que debe ser cubierto por la persona o asociación que adquiere el inmueble. Por lo general asciende a un 20% del valor del bien en cuestión, aunque en ocasiones puede ser menor, aunque nunca por debajo del 5%.
En cuanto a los préstamos que otorgan las entidades financieras, se conoce como créditos hipotecarios a aquellos que son entregados con el propósito de adquirir bienes raices. En este tipo de contratos, la garantía que se aporta para asegurar el pago es la misma propiedad que se va a adquirir. En caso de insolvencia o incapacidad para saldar la deuda, el prestamista puede exigir derechos sobre la propiedad.
Contratar un crédito hipotecario suele ser un arduo proceso ya que las instituciones que los brindan exigen una buena cantidad de requisitos antes siquiera de analizar si un solicitante puede o no ser objeto de un préstamo, y existen varios motivos por los cuales una solicitud puede ser rechazada.
Uno de ellos es que exista un reporte negativo hacia el solicitante en el llamado Buró de Crédito, el cual es un registro nacional donde aparecen los nombres de todas las personas que han sido demandadas por incumplimiento en el pago de un compromiso financiero con un banco o una hipotecaria.
Otras posibles causas de que no se otorgue el financiamiento solicitado es que la persona que desea obtener el crédito se dedique a una actividad laboral considerada de alto riesgo, como bombero, policía, etc. Otra razón suele ser el padecimiento de alguna enfermedad crónica degenerativa o terminal.
La edad es otro factor que puede determinar si una persona puede ser objeto de un préstamo o no. El criterio más ampliamente aceptado es que la suma de la edad actual del solicitante y el plazo del préstamo no debe ser superior a los setenta años.
Uno de los requisitos que muchas personas tienen dificultades para cubrir es el de presentar un aval, de preferencia un pariente con propiedades de algún género, que se responsabilice a cubrir la deuda en caso de que el contratante original incurra en falta de pago.
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