Mudanzas y sol: enemigos silenciosos de nuestros hijos
Escrito por: Mariel Hernández Maldonado
Muchas veces nos dedicamos a proteger a nuestros niños de las amenazas más latentes que les rodean como las pendientes, las escaleras, los cuchillos y el clima frío dejando al lado otros factores que también pueden afectar al bienestar general de nuestro pequeño; hoy hablaremos de cómo se pueden ver afectados por otros factores como el sol y las mudanzas.
Los efectos psicológicos de las mudanzas son muy palpables y entre más grande es nuestro hijo y más familiarizado está con el hogar que deja, es más complicado tratar de hacer el movimiento mudancero amigable, pero tarde o temprano terminan adecuándose al nuevo hogar y con la adaptación viene la tranquilidad. Pero hay algo de lo que casi nunca nos percatamos o nos prevenimos y es de las nuevas amenazas en cuanto a parásitos y hongos que pueden estar escondidos en los rincones del nuevo hogar.
Desde insectos hasta hongos pueden influir en la vida de nuestro hijo, no solo por fobias o miedos reprimidos, sino por posibles picaduras o infecciones que los mismos pueden ocasionar; es recomendable que siempre antes de instalar a nuestro hijo en una nueva habitación, inspeccionemos completamente cada esquina y pared del cuarto. Una buena manera de darnos cuenta de cuáles son las debilidades de su lugar de descanso es dormir una noche ahí para detectar ruidos, insectos y corrientes de aire entre otras cosas.
Ahora bien, hablando de las vacaciones de cualquier momento del año, el sol es algo de lo que solemos cuidar a nuestros hijos superficialmente con bloqueadores, pero untar la pomada en dosis generosas a la piel del niño no siempre es la mejor ni única opción. Tendemos a creer que con el protector UV será más que suficiente sin tomar en cuenta otros factores como insolación y deshidratación por pasar demasiado tiempo expuestos, por lo que se recomienda no permitir que los niños jueguen a la intemperie en horas pico del día ni durante más de 30 minutos, pues la insolación no podemos notarla inmediatamente, sino hasta unas horas después de la exposición.
Las ultimas horas de la tarde y las primeras de la mañana son las más indicadas para realizar nuestras actividades bajo el sol sin temer quemaduras o sobreexposiciones. También es muy recomendado que eviten por cualquier medio dejar mucho tiempo a los niños con el traje de baño puesto, ya que esto puede favorecer a la aparición de hongos. Higiene y precaución son los dos elementos clave para evitar accidentes.
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